El rescate de Europa. Algunas propuestas

La U.E. se encuentra en una clara situación de estancamiento económico mientras que, en lo político, se ha tensado tanto la cuerda que está al borde de su ruptura o posible fragmentación

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Si bien estoy de acuerdo con los postulados generales que contiene el documento “Otra Europa”, quiero insistir en la importancia de un enfoque a medio y largo plazo, de carácter estratégico, que plantee una transformación a fondo del proyecto de construcción europea.

La U.E. se encuentra en una clara situación de estancamiento económico mientras que, en lo político, se ha tensado tanto la cuerda que está al borde de su ruptura o posible fragmentación. Ello hace que desde una perspectiva ciudadana se estén desvaneciendo las expectativas que se crearon el proyecto original, y ello, entre otras razones, por no haber debatido desde el principio “hacia donde queríamos ir”.

Por ello creo que Europa, la Unión Europea y su proyecto de futuro, deben ser rescatados por sus ciudadanos. Estas son algunas de las razones y propuestas: 

LA CONSTRUCCION DE EUROPA HA SIDO UN PROYECTO FALLIDO 

Desde sus inicios hace sesenta años, el proyecto de integración europea ha sido, por encima de los anhelos de sus pueblos, el reflejo de los intereses de las grandes corporaciones y del capitalismo financiero, que imponen sus leyes.

Si bien la idea de la integración económica apareció tras la II Guerra mundial como la principal salida que pudiera poner fin a las guerras y enfrentamientos seculares entre las potencias europeas, en el origen estuvieron, por encima de todo,la salvaguardia de los intereses económicos, de los grandes holdings del carbón y del acero (CECA) , de la energía nuclear ( EURATOM), del desguace de los servicios públicos para entregarlos a los intereses privados (Directiva de servicios de interés general) o de las de los acuerdos comerciales, junto a EE.UU, frente a terceros países. Pero la propia naturaleza de la integración de la Unión Europea ha resultado ser un factor permanente de tensiones y crisis. En efecto, sus orientaciones políticas no han sido diseñadas para promover la cooperación real en favor de las personas o de los pueblos europeos, sino que el eje de articulación central ha sido el de impulsar la integración de los mercados nacionales y construir un modelo competitivo con el objetivo de “hacer de Europa el mercado más importante, dinámico e innovador del mundo “(“Estrategia de Lisboa 2000”(Iy II)y “Europa2020”. Los sucesivos pactos o tratados impuestos “desde arriba”-por la Comisión, por el BCE o por el Consejo Europeo-se han encargado de vaciar de contenido las políticas de convergencia económica y de cohesión social que formaban la reivindicada “Europa Social”, acabando así con los restos del llamado “Estado de Bienestar”. De esta manera se han usurpado las conquistas democráticas y sociales de la clase trabajadora europea a lo largo de más de 140 años.

Con el paso del tiempo la U.E.se ha convertido, junto con EE.UU, en uno de los baluartes mundiales del capitalismo neoliberal y de la dominación económica, cuyo principal objetivo, liderado por la banca y las grandes corporaciones, se orienta a la centralización y concentración del capital a escala planetaria. Y ello a costa de la explotación y pérdida de derechos humanos y sociales de sus propios ciudadanos.

UNA UNION EUROPEA EN CRISIS PERMANENTE

La sostenibilidad del proyecto de integración europea ha estado siempre en la cuerda floja, lo que hace poner en duda su futuro. Las crisis más recientes ( burbuja inmobiliaria y subprime, financiera, de la unión monetaria y el euro, de la deuda soberana, de los rescates bancarios, las creadas por las políticas de austeridad) han llevado a Europa a una década de depresión económica y frustración política. Y ello ha sido debido a que estas crisis, provocadas por el sistema y los mercados financieros, han sido consentidas por los gobiernos y por las instituciones europeas, por el BCE y por sus bancos centrales, que siguiendo la política de desregulación han abdicado de sus responsabilidades e iniciativas políticas.

Ante el envite y las estrategias desencadenadas por los detentadores del capital [1] , la respuesta de la U.E. y sus gobiernos ha estado caracterizada por su falta de previsión, por la elaboración de diagnósticos equivocados y por la mala gestión, fruto de su subordinación, cuando no de la complicidad activa, con la gran banca europea y mundial. Al optar por estas políticas, la U.E. ha conculcado los derechos humanos, sociales y económicos de sus ciudadanos; a la vez que ha conformado una integración de carácter asímétrico desde el punto de vista territorial, marcada por las desigualdades económicas y la falta de cohesión social.

Con la firma de los Tratados de Maastricht (1993) y Lisboa (2007-2009) y posteriormente con el Pacto Fiscal (2012),se constitucionalizan estas políticas poniendo fin a la libertad de los países para decidir sus políticas monetarias y fiscales, haciendo que los efectos del ajuste estructural recaigan íntegramente sobre el los trabajadores y el mercado de trabajo. Estas políticas económicas han conducido, a su vez, a un aumento de la polarización social en Europa y a un proceso de reestructuración industrial, en el que la posición de Alemania y otros países del Norte se ha visto fortalecida, mientras se debilitaba la capacidad de producción de los países de la periferia europea. Con ello se ha conformado una estructura jerárquica de dominancia-dependencia entre los diferentes países miembros.

Los resultados de estas políticas europeas son demoledores. Seis años de crisis han llevado al estancamiento económico o a la recesión de varios países, a la vez que no se puede excluir el riesgo de una deflación a largo plazo. Y lo peor, la deuda pública sigue ascendiendo y el desempleo es tan alto en la mayor parte de los países, que las perspectivas de recuperación llevarán muchos años antes de que los ciudadanos perciban alguna mejora significativa en su nivel de vida.

Pero además está la crisis política y de funcionamiento de la Unión y de sus principales instituciones ( Comisión Europea, Parlamento Europeo y BCE ). Se trata de un problema de fondo que es la consecuencia de la falta de un proyecto político democrático integrador, verdaderamente legitimado y con visión de futuro. Es la consecuencia lógica del déficit democrático que pesa sobre la U.E. y de la barrera que existe entre las élites políticas y los ciudadanos.

UNA PROPUESTA ALTERNATIVA. VALORES Y PRINCIPIOS GENERALES

No es posible disociar el debate sobre la construcción europea del debate sobre las políticas europeas que se vienen aplicando día a día por quienes manejan la gobernanza de Europa: en materia de empleo, de armonización social y fiscal, de reparto de ingresos, de servicios públicos… Es partiendo de estas tareas como podemos responder a la cuestión de si es posible cambiar Europa y sus instituciones y cuáles son las posibles alternativas en función de las relaciones de fuerza que condicionan estos posibles cambios.

Partimos de la convicción de que los sistemas sociales pueden cambiarse, pero para ello es necesario cambiar a su vez los objetivos y valores, así como las relaciones de fuerza.

ESCENARIOS Y ESTRATEGIAS DE CAMBIO

El mantenimiento de las políticas de austeridad es la opción preferida por los que defienden la actual zona Euro y las elites dirigentes de la periferia. Pero es también la peor opción para la mayor parte de los ciudadanos europeos, y, en particular,para los de los países periféricos.

Frente a esta opción estaría la estrategia reformista, de reforma de esta zona Euro, junto a posibles estrategias rupturistas. Por un lado la alternativa radical (para los países periféricos),consistente en salirse de la Eurozona, asumiendo los costes económicos y políticos que ello supone, y por otro la estrategia de ruptura constitucional, cuyo objetivo es una drástica transformación social y económica que pase por un cambio en las relaciones de poder y un cambio mayoritario de orientación política.

ALGUNAS PROPUESTAS A CORTO PLAZO EN LA LINEA DEL CAMBIO

(Dadas las limitaciones de este espacio, se hace una exposición resumida de las mismas[2] ).

1. Poner fin de forma inmediata a las políticas de austeridad: son las que están arrastrando a Europa a la recesión, crean una espiral que destruye las economías, crean mayores déficits, deudas y desempleo, al mismo tiempo que fomentan las desigualdades y el enriquecimiento de una minoría.Hay que cancelar o revocar los tratados y regulaciones que imponen la austeridad: el Pacto Fiscal, el Six pack, el Two Pack y el Pacto para la competitividad. La política fiscal europea y la armonización fiscal “hacia arriba “debe ser negociada democráticamente, para evitar el dumping fiscal a nivel europeo.

2. Romper con la dependencia de la deuda. La deuda pública de varios Estados miembros es fruto de la opciones políticas de las propias instituciones y gobiernos europeos. Además de ilegítima resulta insostenible y no puede ser reembolsada en su totalidad, por lo debe ser objeto de una auditoría transparente y con participación ciudadana, para determinar qué deudas son legítimas y cuáles deben ser cancelados. Entretanto, deben buscarse medidas inmediatas para su reducción en aquellos países sobre- endeudados.

3. Es urgente una reducción radical del sector financiero y de su actividad. El colapso del sistema bancario mundial y europeo en 2008 fue el resultado de un sistema organizado para beneficiar a accionistas y especuladores a costa de la economía real y en contra del interés público. Por ello, no basta con sanear a la banca o crear una Unión Bancaria de carácter privado. Es necesaria la puesta en marcha de un ente financiero europeo de carácter público que abarque el conjunto del sector bancario, y que esté sujeto a control social, al margen de intereses institucionales, nacionales o de los partidos. Esta entidad debe servir para promover el empleo y la inversión productiva social y ambientalmente sostenible y para dar cobertura a las necesidades de la población.

Esta medida debe ser acompañada con la eliminación dela especulación financiera, el fraude fiscal y los paraísos fiscales y el freno a los movimientos de capital.

4. Contra las desigualdades y la pobreza, por la recuperación de los salarios y los derechos sociales. Europa es ahora más desigual que en 1970.La crisis y las políticas de austeridad están creando una nueva estratificación social que erosionala cohesión social y ensancha la brecha entre países, y dentro de cada país entre ricos y pobres, a la vez que se disparan los niveles de pobreza.Y dentro de la UE, España es la economía en la que más se ha abierto la brecha.

Por ello hace falta recuperar los niveles salariales de las clases trabajadoras, establecer un salario mínimo suficiente por ley o vinculante por convenios colectivos en cada país y unos ingresos mínimos suficientes para una vida digna. Promover el empleo de calidad y sostenible para todos con unas condiciones de trabajo dignas.

5. El reparto del trabajo y la reducción de la jornada laboral Una forma de reducir los actuales niveles de desempleo, generando más empleo es la del reparto de trabajo existente y la reducción significativa de la jornada laboral, estableciéndose salarios a un nivel que garantice la capacidad adquisitiva suficiente de las personas. Esta fórmula tiene ya su aplicación en algunos países.

6. Cambiar la política de alianzasde la UE: No a la Asociación Transatlántica de Comercio e inversión (TTIP). Este tratado de asociación económico-comercial con Estados Unidos, apoyado por las multinacionales y la élite política,entraña serios peligros para el mantenimiento de las conquistas sociales en Europa. Más allá de los objetivos declarados,este acuerdo tiene una fuerte componente política, ya que pretende invertir la protección reglamentaria social y medioambiental europea, desviar los derechos legales de los ciudadanos hacia las corporaciones y consolidar el liderazgo global europeo y estadounidense dentro de un nuevo orden mundial.

7 .La democracia tiene que ser ampliada a todos los niveles en Europa. La Unión Europea sufre un fuerte déficit democrático y de separación de poderes. Esta situación debe corregirse poniendo coto a la concentración del poder en manos de unos pocos Estados o de instituciones comunitarias que escapan al control ciudadano de sus decisiones, como son la Comisión Europea o el BCE.

Por ello se hace necesaria la participación directa de la ciudadanía en la toma de decisiones clave vía referéndums vinculantes.

PROPUESTAS A MEDIO PLAZO

Hacia una estrategia de ruptura constitucional: el rescate democrático de Europa.

Europa debe ser rescatada por sus ciudadanos. Los intereses de las grandes corporaciones mercantiles y los bancos no pueden secuestrar la soberanía popular. Son las personas las que tienen que decidir, sin intermediarios, cómo quieren vivir.

Por ello es necesario impulsar y poner en práctica un proyecto europeo de regeneración democrática, que ponga en el centro a las personas y sus derechos, y que haga efectiva el control social de las instituciones, mediante un proceso paulatino de empoderamiento que determine- cuando las relaciones de fuerza lo hagan posible – un nuevo ordenamiento constitucional. Este horizonte solo será posible si se alcanza una amplia alianza entre la sociedad civil europea, los movimientos sociales y las fuerzas políticas progresistas de la U.E.

Una nueva constitución para Europa :Hay que exigir mediante referéndum, a través de una ILP vinculante, la redacción de un nuevo texto referente a las instituciones europeas y su funcionamiento, que debe sustituir a los anteriores Tratados. Este nuevo texto debe ser redactado por una asamblea elegida democráticamente y, tras un debate en profundidad en cada uno de los países miembros sobre las distintas opciones posibles, debe ser debatido, en cada una de sus etapas, por los parlamentos nacionales.

– Abrir la posibilidad a un orden económico alternativo Cualquier tratado constitutivo debería respetar los valores fundamentales y los principios democráticos que hemos mencionados anteriormente. Deberían ofrecer el espacio para instrumentar políticas alternativas, en vez de fijar un modelo económico específico, tal como ocurre en el actual Tratado de Lisboa. La elección de cualquier modelo económico y de regulación, debería ser establecido a través de un proceso político democrático, respaldado por referéndum popular a nivel europeo.

Ricardo Gómez Muñoz  05/05/2014

http://www.espacio-publico.com/otra-europa#comment-1247 


[1] Warren Buffet, la tercera fortuna del mundo, ha escrito «Hay una guerra de clases, pero es mi clase, la de los ricos, la que está haciendo la guerra, y la estamos ganado”

[2] Para mayor detalle de algunas de estas propuestas a corto plazo se pueden consultar los documentos “Un manifiesto de los pueblos enhttp://www.altersummit.eu/manifeste/article/the-manifesto ( Atenas junio 2013) y “La Europa de las personas contra la Unión Europea de los mercados”, ( marzo2013) en http://madrid.tomalaplaza.net/2013/02/10/manifiesto-contracumbre-ue/, este último elaborado por el Grupo de trabajo transversal RE-ACCION CIUDADANA de #Acampadasol

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