Google renuncia a desviar sus impuestos a paraísos fiscales a través de Irlanda y Holanda

«Tramitaremos nuestros derechos de propiedad intelectual desde EEUU, no desde Bermudas», dice la tecnológica, que ha utilizado durante años la fórmula doble irlandés, bocadillo holandés.

Sede de Google en Irlanda

El clamor internacional por la baja fiscalidad asumida por las grandes compañías tecnológicas, que durante 2019 ha llegado a tensar las relaciones internacionales entre Estados Unidos y Francia, comienza 2020 con un replanteamiento por parte de Google al respecto de sus herramientas para eludir impuestos.
Alphabet, la matriz del mayor buscador online del mundo, ha anunciado que dejará de desviar desde Irlanda sus beneficios en concepto de propiedad intelectual, una fórmula que sirve para evitar el pago de impuestos en el país en el que estos se originan.
La fórmula de ingeniería fiscal desarrollada hasta la fecha se denomina Double Irish, Dutch sandwich (doble irlandés, bocadillo holandés) y consiste en aprovechar la permisividad impositiva de esos países para llevar a mínimos la tributación, que además se remite a paraísos fiscales como el de Bermudas.
En 2018, Google trasladó 24.500 millones de euros desde Holanda a ese archipiélago, con lo que superaba los 19.900 millones de 2017. Sin embargo, la compañía afronta 2020 con el anuncio del fin de esas prácticas, según documentación remitida a la cámara holandesa de comercio a la que ha tenido acceso Reuters.
«Estamos simplificando en estos momentos nuestra estructura corporativa y y tramitaremos nuestros derechos de propiedad intelectual desde Estados Unidos, no desde Bermudas«, ha expuesto la compañía californiana en un comunicado facilitado a EL MUNDO.
La decisión favorecerá sin duda a EEUU, pero el cambio de criterio no tendría por qué mejorar las arcas de otras naciones. En España, la recaudación por impuesto de sociedades que proviene de Google se limita a 6,8 millones de euros anuales, según los datos de 2018 recopilados por este diario del registro mercantil; al menos, sí se observa un giro ético en la empresa, que desde el mes pasado tiene a Sundar Pichai como CEO.

EL VERICUETO FISCAL DE LOS GIGANTES ONLINE
La expresión de doble irlandés hace referencia al sistema de crear dos empresas, una con sede en la isla europea y otra en un paraíso fiscal como el de Bermudas, de manera que los beneficios obtenidos en concepto de propiedad intelectual que deberían computarse en otros países (por ejemplo España) se trasladan a la subsidiaria de Irlanda, primero, y posteriormente desde allí se redirigen a paraísos como Bermudas, donde de hecho el gigante norteamericano cuenta con la filial Google Ireland Holdings.
Ese modus operandi permite soslayar incluso el impuesto de sociedades irlandés, establecido en un laxo 12,5%. Sin embargo, las grandes empresas van más allá, al complementar ese doble irlandés con el llamado bocadillo holandésuna sociedad radicada en Países Bajos se coloca en medio del doble y registra la actividad económica de la sociedad irlandesa para transferirla a su vez a Bermudas o a cualquier otro paraíso elegido, con la finalidad de reducir aún más la escasa tributación que queda pendiente en Irlanda.
Estas prácticas son comunes entre empresas como las tecnológicas o las farmacéuticas, entre las que resultan fundamentales la propiedad intelectual y las patentes. Así, se evita tributar por los beneficios en los países donde se generan y donde tiene lugar la actividad económica. Semejante escenario ha llevado a la creación de una nueva figura impositiva para servicios digitales, conocida en España como tasa Google y ya activa en Francia, donde habitualmente se denomina tasa GAFA (Google, Apple, Facebook y Amazon).

«Hay evidencias de que la típica estructura de negocios de las multinacionales de servicios digitales implican una transferencia de la propiedad intelectual a subsidiarias en paraísos fiscales para vender directamente esos servicios a los consumidores finales sin que haga falta ninguna subsidiaria ajena a los paraísos fiscales», recoge el estudio La riqueza oculta de las naciones. Uno de sus autores, el investigador de la Universidad de Berkeley Ludvig Wier explicaba recientemente a este periódico que su investigación sugiere que «las firmas de propiedad estadounidense son las que evitan pagar impuestos de una manera más agresiva«.
Estados Unidos ha sufrido como administración el comportamiento de las compañías originarias de su país, por lo que Donald Trump amparó una reforma fiscal en 2017 para atraer los beneficios exteriores y por tanto los impuestos al interior de sus fronteras, una repatriación como alternativa a Irlanda mediante un descenso del tipo por esas actividades hasta el 10,5%. Ese ajuste fiscal ya había convencido a otras tecnológicas como Apple, y Google parece querer acogerse a esa normativa.

EL PESO EUROPEO SOBRE GOOGLE
Dos semanas atrás, Google fue sancionada por 150 millones de euros por abuso de posición dominante en Francia, el país que más activamente a propuesto una tasa contra las actividades comerciales de esta empresa -el acuerdo para la coalición de PSOE y Unidas Podemos contempla un impuesto similar-. Actualmente, la OCDE dirime un impuesto que se pueda aplicar globalmente y no unilateralmente según cada nación, como ha auspiciado Francia.
Además, Google ha protagonizado las tres mayores sanciones de la historia de la Comisión Europea. El pasado marzo, Bruselas le castigó con 1.494 millones de euros, por «abusar de su posición dominante» en el mercado publicitario online. La Comisión ya le había adjudicado una sanción de 2.420 millones, por posición dominante de su herramienta de compras y otra, con el récord de 4.340 millones, por haber utilizado Google su sistema operativo (Android) en beneficio propio.

 

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