¿Quién ha votado a los mercados?

«Ante nuestra vista el futuro se organiza en función de nuestra ausencia más o menos conscientemente programada.» V. Forrester

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Mercados, inversores, especuladores …, eufemismos con los que nos referimos, fundamentalmente, a una minoría, a una élite conformada por grandes propietarios, gestores y administradores de capital que en las últimas décadas, con la complicidad de múltiples gobiernos e instituciones económicas internacionales – OCDE, OMC, FMI, BM -, han intentado subordinar los intereses de los pueblos y de los ciudadanos comunes y corrientes a sus propios intereses.

Se trata de una actitud y de unas pretensiones inadmisibles. Nada más y nada menos que dar fuerza de ley, convertir en normas legales de obligado cumplimiento internacional y nacional a cuantas disposiciones favorables a los intereses del capital dicten los mercados, los inversores, los especuladores.

¿ Exagero en esta cuestión?

Es posible, pero no casual, que muchas personas no hayan oído hablar jamás del Acuerdo Multilateral sobre Inversiones ( AMI ), pero es un ejemplo señero de lo que los mercados, es decir, las élites capitalistas, son capaces de maquinar.

En los años noventa del siglo pasado, con el pretexto del crecimiento económico  y la creación de empleo, siempre la misma cantinela, algunos gobiernos occidentales intentaron establecer un acuerdo internacional que daba todos los derechos a los inversores – básicamente empresas transnacionales -, e imponía todos los deberes a los Estados. Como recuerda el » Primer diccionario altermundista» de Attac : » De haberse adoptado, habría otorgado todos los poderes y todos los derechos a las empresas transnacionales, inclusive el de demandar a un gobierno en el caso de considerar que una de sus medidas podía atentar contra las ganancias presentes o futuras de la empresa».

En fin, si ese  monstruoso proyecto neoliberal, que se negociaba en el marco de la Organización para la Cooperación y el Desarrollo Económico ( OCDE ) fracasó, fue porque a pesar del secretismo con el que se llevaron adelante las negociaciones entre los países ricos que impulsaban la iniciativa, esta pretensión inadmisible trascendió y una movilización de organizaciones no gubernamentales, sindicatos y asociaciones profesionales, que contaba con la simpatía de una opinión pública sensibilizada, obligó a uno de los gobiernos que respaldaba la firma del AMI, el gobierno francés, a dar marcha atrás, paralizándose de ese modo un acuerdo infame que hubiera oficializado la dictadura de los inversores sobre el conjunto de los Estados y de los pueblos del mundo.

Naturalmente fue una derrota en toda regla de los mercados y por ello el acontecimiento fue borrado de inmediato de las portadas y de los análisis de los medios de desinformación neoliberales, la inmensa mayoría, entonces y ahora. Sin embargo, que nadie piense que los mercados renuncian nunca a garantizarse la mejor suerte para sus inversiones y sus ganancias. ¿ O que es, si no, la reforma constitucional que primero en Alemania en 2009, ahora en España y después en otros países de la Eurozona, prioriza el pago de la deuda pública de los Estados a los inversores sino otro triste ejemplo de que los mercados imponen sus intereses particulares sobre los intereses generales de los ciudadanos y de los pueblos?

¿ Quién ha votado a los mercados?

Tenemos por delante una tarea inaplazable: hay que desoprimir a la ciudadanía y a los pueblos del imperio intolerable de los mercados y de sus cómplices.

Francisco Morote Costa

Las Palmas GC, septiembre, 2011

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