“Se supone que los fondos de recuperación de la Covid-19 de la UE deben impulsar la ‘transición verde’ y dejar atrás los combustibles fósiles, pero los lobbies nacionales y europeos de la industria de los combustibles fósiles se han apropiado de estos fondos en Italia, el Estado español, Portugal y Francia”.
“Se supone que los fondos de recuperación de la Covid-19 de la UE deben impulsar la ‘transición verde’ y dejar atrás los combustibles fósiles, pero los lobbies nacionales y europeos de la industria de los combustibles fósiles se han apropiado de estos fondos en Italia, el Estado español, Portugal y Francia”. El informe Apropiarse de la recuperación a través del hidrógeno, elaborado por la Red Europea de Observatorios Corporativos (ENCO, por sus siglas en inglés), cuya versión en castellano han publicado este 8 de julio el Observatori del Deute i la Globalització y Ecologistas en Acción, no se anda por las ramas en virtud de su primera frase, aquí reproducida.
En concreto, la investigación de la ENCO, enmarcada en la campaña europea Fossil Free Politics, denuncia que al menos 8.300 millones de euros de los Fondos Next Generation EU están disponibles para el lobby fósil de los cuatro países. “La industria fósil y sus lobbies lo que están haciendo es promocionar el hidrógeno para ver cómo pueden mantenerse en el poder del sector energético”, denuncia a El Salto Josep Nualart Corpas, investigador en energía y clima del Observatori del Deute en la Globalització. Como añade, “hasta ahora eran de combustibles fósiles y a través de este nuevo vector quieren seguir manteniéndose”.
“La Comisión Europea ha dicho que quería evitar dar miles de millones en rescates a la industria de los combustibles fósiles”, apuntan desde la ENCO, mientras denuncian que el papel enormemente destacado del hidrógeno y los “mal llamados” —como puntualiza Nualart— gases renovables (biogás, biometano, gas sintético e hidrógeno) en los planes nacionales de recuperación ha lanzado un salvavidas a las empresas de combustibles fósiles implicadas, así como a su principal recurso: el gas fósil”.
Según la red europea, las empresas petroleras y de gas ven en el hidrógeno una tabla de salvación para su negocio, con un papel determinante del gas natural, “un combustible fósil con mejor prensa que el resto pero igualmente dañino”, inciden.
Dinero para el contaminante
En España, solo Endesa, Naturgy e Iberdrola —segunda, tercera y séptima empresas que más emisiones expulsan a la atmósfera del país, según el último informe Big Polluters 2020 del Observatorio de Sostenibilidad— han propuesto proyectos por 53.000 millones de euros. De ser aceptados, supondrían el 70% del total de los fondos de recuperación que obtendría el país.
Al presupuesto de la Hoja de Ruta del Hidrógeno, el plan para desarrollar esta energía en España aprobado por el Gobierno en 2020, se le dedican 1.600 millones de euros, “un 50% más que el presupuesto para mejorar el sistema nacional de salud”, señalan desde la red europea.
La cifra final, no obstante, podría ser muy superior. Como indica Nualart, “hay otros componentes del Plan España Puede que pueden incorporar proyectos de hidrógeno, y tenienedo en cuenta todas las partidas, suman un total de 17.800 millones”.
“Esto supone un marcado contraste con las cinco partidas de inversión destinadas a reforzar los sectores de los cuidados y los servicios esenciales que a lo largo de la pandemia han demostrado ser tan claves, que en suma ascienden a 7.600 millones de euros”, inciden desde el ENCO.
Desde el ODG ven negativamente que los contaminadores históricos sigan beneficiándose de ayudas públicas, ya sea con el hidrógeno o incluso con energías renovables. “Estos fondos promueven esta trasición verde y energética, pero tendrían que promover una transición energética justa, es decir, cambiar el modelo y la manera en que se conciben los actores que forman parte de este”, explica Nualart. “Nosotros defendemos que no tienen que ser estas grandes empresas las que promuevan esta transición, sino que se tiene que hacer desde proyectos público-comunitarios, con una alianza desde la esfera pública y desde la ciudadanía”.
Intereses, puertas, opacidad
Los cruces de intereses entre la industria fósil española, con evidentes responsabilidades en la emergencia climática, y los fondos europeos de recuperación están a la orden del día. La investigación denuncia la opacidad con la que se ha redactado el real decreto que distribuye los fondos europeos, ya que la sociedad civil se ha quedado fuera de cualquier opción de participación en su redacción.
Asimismo, remarcan que “el borrador es sorprendentemente similar al plan propuesto por el principal lobby empresarial del país”, señala el documento. Tal como denuncian, la Confederación Española de Organizaciones Empresariales (CEOE) —entre cuyos miembros se encuentran Enagás, Endesa, Iberdrola, Naturgy y Repsol— y las cuatro grandes consultoras (KPMG, Deloitte, PWC y EY) han estado en contacto directo y constante con el Gobierno español durante el proceso de elaboración. Desde el ENCO resaltan además que las cuatro consultoras “no solo han participado en la redacción del Decreto, sino que también participarán en su implementación gracias a su participación en el plan de recuperación España Puede”, recordando que estas tienen clientes como Endesa o Repsol.
Para la red europea, todo esto supone “un flagrante conflicto de intereses en lo que a las cuatro grandes consultoras se refiere, además de la confianza que el Gobierno español tiene depositada en ellas”.
Se da la circunstancia de que Iberdrola ha nombrado a Emma Navarro como miembro de su consejo de administración, menos de tres meses después de que dejara su puesto de vicepresidenta del Banco Europeo de Inversiones (BEI), donde supervisó los préstamos del Banco en España, incluidos los concedidos a Iberdrola.
Hidrógeno “verde” como excusa
Nuria Blázquez, responsable de Internacional de Ecologistas en Acción, denuncia que “la Unión Europea no solo está entregando dinero público a una industria conocida por intentar bloquear y retrasar la acción climática, sino que concede al hidrógeno un papel excesivo”. Según indica, esto “no es causal: llega gracias a la enorme presión ejercida por el lobby de los combustibles fósiles y podría llevar a Europa durante décadas a utilizar más combustibles fósiles”.
Los investigadores temen que el hidrógeno verde —el obtenido de electricidad renovable mediante la electrólisis, que tan solo representa hoy en día menos del 0,1% de la producción— sea el caballo de Troya de la industria fósil para colar energías sucias. “Las empresas energéticas que proponen proyectos para acceder a esos fondos (y los lobbies que las representan) han dejado bien claro en Bruselas que quieren que el hidrógeno fósil también sea una opción, rebautizándolo hidrógeno ‘bajo en carbono’ o ‘limpio’”.
Actualmente, el 80% de la producción mundial de este gas es hidrógeno gris, extraído de gas fósil (metano) y obtenido con la reformación de metano por vapor a partir de gas natural, un método que genera amplias emisiones de gases de efecto invernadero pese a lo que promulga la industria. El metano, además, es un gas con una potencia 86 veces superior al dióxido de carbono en lo que a capacidad de efecto invernadero se refiere.
El llamado hidrógeno azul, obtenido de la captura y almacenamiento de carbono (CAC) viene siendo anunciado por la industria y los legisladores como una transición vital en el camino hacia el hidrógeno verde, a pesar de quer “también depende de la extracción de gas y de sus devastadoras consecuencias sociales, medioambientales y climáticas”.
“Las empresas de combustibles fósiles han hinchado la burbuja del hidrógeno para que la demanda supere el limitado suministro del hidrógeno verde y que garantice la dependencia del hidrógeno fósil con la captura y almacenamiento de carbono (azul)”, señalan en el informe, recordando que la petrolera Shell ha declarado públicamente que el futuro se necesitarán grandes volúmenes de hidrógeno azul, ya que no habrá suficiente electricidad renovable para descarbonizar el sector energético y producir hidrógeno verde.
“Este tema de promover el hidrógeno va en una lógica de cómo quieren construir el nuevo modelo energético, que quieren que sea lo mismo pero cambiando únicamente la tecnología, no haciendo un cambio de raíz”, finaliza Nualart, lamentando que se esté poniendo en el centro de la transición el hidrógeno frente a las renovables.
Pablo Rivas
El Salto