El 60% del petróleo debería quedar bajo tierra para evitar el desastre climático

Los expertos insisten en cortar de raíz con los combustibles fósiles antes de 2050 para evitar superar los 1,5ºC de calentamiento.

El consumo de combustibles fósiles sigue siendo mayoritario en todo el planeta frente a otras fuentes de energía. Pero ¿qué límite de tiempo nos queda para detener la explotación de carbón y petróleo? La respuesta no es sencilla, pero urge tenerla. De ahí que un grupo de investigadores haya decidido estimar por primera vez el margen de uso de combustibles fósiles que nos queda para evitar el colapso planetario. Y no es demasiado.

Según los investigadores, para evitar el desastre climático -es decir, que las temperaturas se eleven por encima del 1,5ºC con respecto al periodo preindustrial- deberíamos olvidarnos de explotar al menos el 60% del petróleo y gas y hasta el 90% del carbón restante en el planeta hasta 2050.

Conscientes del reto que supone, los investigadores insisten en que es necesario establecer desde ya medidas que permitan reducir la dependencia del carbón y el petróleo. 2022 debería ser el año de inflexión, dado que desde este momento, la dependencia económica debería disminuir a razón de un 3% anual.

De no hacerlo, los 0,3ºC que restan para que las temperaturas del planeta se sitúen 1,5ºC por encima del período industrial se alcanzarán antes de que la humanidad se pueda adaptar siquiera a la nueva dinámica climática. Pero es que el riesgo es incluso mayor, dado que los termómetros mundiales no se pararán ahí y seguirán aumentando hasta alcanzar temperaturas totalmente inasumibles para la vida.

Lograrlo no es tarea fácil, y así lo reflejan los propios investigadores de este artículo que acaba de ser publicado en la revista Nature. Tal y como afirman, hay países como Estados Unidos o Rusia que albergan la mitad del carbón del mundo. Para alcanzar los objetivos propuestos, estas dos grandes potencias deberían renunciar a extraer el 97% de su carbón.

Por su parte, los estados productores de petróleo -la mayoría en Oriente Medio- tienen que evitar extraer hasta 2050 dos tercios de sus reservas. Del mismo modo, la mayor parte del petróleo de arena bituminosa de Canadá no debería quemarse más. Tampoco debería explotarse ya más el combustible fósil que duerme bajo el Ártico.

Se necesita un brusco cambio de modelo económico

Los investigadores son conscientes de que el único modo de cumplir sus estimaciones es efectuando un brusco cambio de modelo económico a nivel planetario. Un cometido que, sin duda, encontrará obstáculos en su camino, especialmente en países altamente dependientes de los combustibles fósiles, como Irak o Angola. Para estos países se recomienda que se les proporcione ayuda externa para ayudarles a realizar una transición energética justa y en la que puedan diversificar su economía.

Estas estimaciones, como argumentan los investigadores, pueden ser incluso poco ambiciosas y no lograr por sí solas cumplir con los objetivos del Acuerdo de París. Por ello insisten en que existe la posibilidad de que el esfuerzo para evitar el caos climático deba ser mucho mayor. En otras palabras, el petróleo y carbón disponible para los próximos años sería mucho menor.

Asimismo, los investigadores concretan que la transformación energética necesaria para llevar esta transición requerirá una serie de acciones políticas destinadas a reducir el consumo de combustibles fósiles. Entre ellas, los investigadores destacan una posible prohibición de los coches de gasolina o el fomento de las renovables. Las medidas políticas deberían ir incluso dirigidas a la producción en sí, entre las que se pueden incluir restricciones para las nuevas licencias de extracción.

Por último, los investigadores hacen hincapié en la importancia de reforzar las alianzas internacionales. Y es que la práctica ha demostrado que dos países pueden gestionar mejor su consumo y extracción de petróleo juntos. Es el ejemplo de la Alianza Beyond Oil and Gas, formada por Dinamarca y Costa Rica, que ha logrado el poder suficiente como para instar a otros países a detener las inversiones en nuevos proyectos de petróleo y gas.

“Es posible eliminar la producción mundial de combustibles fósiles al ritmo que sugerimos”, recalcan los científicos en un comunicado de prensa. Sin embargo, remarcan, de ello dependerá la implantación “de algunas de las medidas descritas”.

Estudio de referencia: https://www.nature.com/articles/s41586-021-03821-8

Verónica Pavés
ElPeriodicodeEspaña

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