El problema del agua

Hay tres aguas que no son del todo “nuestras” y que, por tanto, al sobrexplotarlas las estamos “robando” de alguna forma. Al “robar” esta agua generamos problemas graves y globales.

El agua es imprescindible para la vida en general y para el ser humano en particular. Tan importante es para nosotros que nos cuesta creer lo escasa que es. Hasta el punto de que una de cada tres personas en el mundo no tiene suficiente agua para una higiene y una nutrición adecuadas. Pero la escasez de agua no solo amenaza directamente nuestra salud, sino que amenaza nuestro bienestar y nuestra seguridad de formas muy diversas.
Hay tres aguas que no son del todo “nuestras” y que, por tanto, al sobrexplotarlas las estamos “robando” de alguna forma. Al “robar” esta agua generamos problemas graves y globales. Los tres tipos de “robo” son 1) la sobreexplotación del agua subterránea, al usar con rapidez un bien que tarda mucho tiempo en recuperarse, 2) el trasvase del agua de una cuenca a otra, con lo que empobrecemos hídricamente una región para aprovisionar de agua a otra región; y 3) la producción artificial de nubes, que genera falta de lluvias fuera de la zona de actuación.
La sobrexplotación del agua subterránea es un problema muy grave que afecta zonas emblemáticas como los Parques Nacionales de Doñana o de las Tablas de Daimiel, y compromete el aporte de agua potable a miles de núcleos urbanos. Además, esta falta de agua en el subsuelo amplifica terremotos como el ocurrido en Lorca y deseca mares interiores y lagos como el Aral. Los trasvases como el del río Colorado para abastecer California o el del Tajo Segura para abastecer Murcia y Valencia, suponen un atentado ambiental más costoso que los bienes que genera. Crear lluvia no solo contamina, sino que deja sin lluvia a las comarcas adyacentes. El cambio climático empeora las consecuencias de estos tres “robos” de agua
El consumo insostenible del agua subterránea es un grave y creciente problema global. El agua no solo escasea delante de nuestros propios ojos, que constatan ríos menos caudalosos y embalses cada vez más bajos, sino también bajo nuestros propios pies. El problema se deriva del hecho de que el agua subterránea tiene largos tiempos de regeneración. Los acuíferos se rellenan muy lentamente. La mayoría de los acuíferos están reduciéndose globalmente a un ritmo acelerado no solo por su sobrexplotación a cargo del ser humano, sino por efecto del cambio climático, que altera los regímenes de lluvias, haciéndolas torrenciales y volviéndolas más erráticas en muchas zonas áridas del planeta.
La disminución de las reservas subterráneas de agua no solo compromete las actividades humanas y el funcionamiento de los ecosistemas en el corto y medio plazo, sino que está minando los cimientos y la estabilidad de muchos asentamientos humanos. El caso de la ciudad de México es muy preocupante ya que los 9 millones de habitantes están viéndola hundirse a un ritmo de medio metro al año. Se ha calculado que aún continuará haciéndolo durante el próximo siglo y medio y que se habrá hundido para entonces un total de 30 metros. Lo peor es que la compresión del terreno es irreversible: aunque vuelva el agua ya no se podrá recuperar el nivel original del suelo.
El terremoto de magnitud 5.1 (moderada) que ocurrió en Lorca, en el sureste de España, el 11 de mayo de 2011, fue muy destructivo, afectando a más del 80% de las viviendas. Se generó por la existencia de la Falla de Alhama de Murcia, pero su intensidad, es decir su capacidad de destrucción, tuvo que ver con la extracción humana de agua. Hoy sabemos que el deslizamiento superficial durante el terremoto estuvo inducido por la extracción de agua subterránea. La sobrexplotación del agua subterránea afecta al cómo y al cuándo se producen los terremotos así como a su intensidad.
Algo parecido al terremoto de Lorca está ocurriendo en el norte de la India. La tasa de sismicidad, de magnitud moderada, de la región de Delhi, se correlaciona con el bombeo antropogénico de aguas subterráneas para la irrigación extensiva y para las actividades urbanas. La contracción del acuífero de la cuenca Indo-Ganga combinada con la expansión de la roca profunda actúan conjuntamente para generar una significativa sismicidad de origen humano en las fallas del subsuelo de la región de Delhi.
Nuestro uso del agua no es globalmente sostenible. Ni siquiera muy sensato, especialmente cuando vemos la variedad de impactos que genera la sobrexplotación del agua más allá de los fallos en las cosechas y de los grandes éxodos humanos. Debemos entrar cuanto antes en una nueva cultura del agua global.

Francisco Valladares
www.valladares.info

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