Legítima defensa

Cabe preguntarse si la clase política que dirige Europa nos toma por imbéciles o si, a fuerza de repetirlas, ha acabado por creerse las explicaciones con las que justifica unas  decisiones tan aberrantes y contraproducentes como los análisis que las sustentan. Es difícil determinar cuál de las dos alternativas es más aterradora. En cualquier caso, siguiendo el rumbo fijado por un capitalismo financiero autodesignado amo y señor del mundo, los gobernantes han conseguido que la crisis condenara a la pobreza a sectores enteros de la sociedad gracias al crecimiento exponencial de la desigualdad y a la programada reducción del Estado.

Desde 2008 la casta oligárquica mundial (103.000 individuos en 2011 [1]) ha crecido más de un 30 % mientras las filas de las clases medias y populares, sometidas a una campaña de intoxicación más sofisticada que las soñadas por Goebbels, aceptaban con paciencia -¿a punto de agotarse?- su progresiva pauperización. No faltan recursos, falla la distribución de la riqueza. Pero, para facilitar el trasvase de rentas hacia la clase de los ricos (a la minicasta dominante se añade, según el estudio antes citado una segunda división con 10 millones de poderosos tipo Botín), los políticos han de justificar las medidas que encauzan el expolio de la mayoría, por supuesto mediante un discurso tramposo.

La dirección política europea anda sin rumbo fijo ni proyecto a medio plazo que no sea la austeridad, basada en el desmantelamiento del sector público y la sumisión del Estado al poder financiero. Sus decisiones, a menudo erráticas y contradictorias entre sí, sólo pretenden aplacar la voracidad de unos mercados a los que no se quiere identificar ni controlar. Por algo será.

El (pen)último conejo que los políticos europeos encabezados por el dúo Merkel-Sarkozy se han sacado de la chistera es la  “regla de oro” del equilibrio presupuestario, cuya inscripción en las constituciones de los países de la UE nos devolverá, palabra de Zapatero, el pleno empleo y el crecimiento salvador. El mismo día que el Congreso de Diputados aprobaba la reforma constitucional, el parqué madrileño se hundía como las demás plazas bursátiles y la prima de riesgo española superaba otra vez los 300 puntos (340, el 5 de septiembre). Pero no importa, la medida era indispensable para salvarnos del inminente desastre y veremos sus benéficas consecuencias… tal vez cuando estemos muertos. Una mentira más, a añadir a la larga lista de los embustes neoliberales presentados en las últimas décadas como palabras santificadas.

Enjuiciar a los culpables

Algún día, cuando los parias se cansen de serlo, habrán de sentarse en el banquillo (con la debida presunción de inocencia) los responsables de una política que arruina el presente y el futuro de millones de personas.  Islandia mostró el camino al abrir, el 5 de septiembre, el juicio contra Geir Gaarde, primer ministro de la isla cuando en 2008 se desencadenó el descalabro financiero que hundió el país.

Deberían asimismo rendir cuentas quienes impulsaron con dinero público  infraestructuras sin utilidad alguna. Son ejemplos de despilfarro y corruptelas varias una veintena de aeropuertos españoles, como los de Castellón (¡que ni siquiera solicitó permiso de navegación aérea!), Ciudad Real (500 millones de euros dilapidados) o Huesca (sin vuelos desde abril de 2011), y trenes de alta velocidad como el de Toledo a Albacete (costó 3.500 millones de euros; con una media de 15 pasajeros diarios, se suprimió el servicio en junio de 2011).

Por no hablar de la vergüenza de los gastos militares. La Comisión Europea y el FMI exigen a Grecia que sacrifique a su población, pero nunca se le reprochó su presupuesto de Defensa (el más alto de la UE en relación al PIB), del que se beneficia en especial la industria militar de Francia y Alemania. Las compras de buques de guerra y helicópteros de combate se justifican por la rivalidad con Turquía, aunque resulta altamente improbable que ambos países entren en guerra, teniendo en cuenta que los dos pertenecen a la OTAN.

Resulta bochornoso que España, forzada a reducir el gasto en 15.000 millones de euros el año pasado, tenga que afrontar una deuda de 26.000 millones por la compra de material bélico. En un alarde de sinceridad, el secretario de Defensa, Constantino Méndez, declaró al respecto (2): “No deberíamos haber adquirido sistemas de armas que no vamos a utilizar, para escenarios de confrontación que no existen, y lo que es más grave, con un dinero que no teníamos entonces, ni tenemos ahora”. Algún responsable (varios, mejor dicho) debería rendir cuentas por ello.

A lo largo de las últimas décadas, el Estado ha ido perdiendo, de forma voluntaria, la capacidad financiera que le permitía ser un actor central de la economía. El último episodio de su largo suicidio ha sido el intento de privatización del 30 % de Loterías del Estado, empresa que registra unos 3.000 millones de beneficios anuales (30 % de la facturación), o sea cerca del 15 % de su valor teórico de 21.000 millones (3). En menos de 8 años, el Estado habría dejado de recaudar los 7.000 millones que esperaba obtener. Pan para hoy y hambre para mañana. El proyecto se suspendió temporalmente porque los grandes inversores querían pagar mucho menos,  pero el intento de dilapidar bienes públicos sólo se ha aplazado. No debería quedar impune.

Algunas mentiras habituales y otros despropósitos

También podrán pedirse responsabilidades por la intoxicación informativa o la distorsión de los conceptos empleados por personajes públicos. La manipulación tiene muchos aspectos y varios autores, como Noam Chomsky, la han analizado en profundidad. Convierte rumores y datos coyunturales en anuncios de terribles cataclismos. Transforma una simple anécdota en noticia trascendente. Usa hasta la saciedad, como los políticos, palabras fetiche (solidaridad, crecimiento, sostenibilidad, democracia…) hasta despojarlas de su significado original.

Ante la cacofonía ambiental, cada vez más gente se desentiende de tantas noticias contradictorias e incompletas y prefiere ignorar todo lo que no le afecta directamente. Sin embargo, el eco fragmentado del aluvión de noticias preocupantes va destilando un miedo rampante. Ese miedo difuso favorece la sumisión y la tentación de aceptar soluciones autoritarias. Tal vez no persigan un objetivo concreto, pero falsas pistas, confusión y dramatismo son elementos recurrentes de los mensajes de medios y políticos. Valgan unos cuantos ejemplos recientes.

1. La eliminación de los paraísos fiscales. Uno de los engaños de mayor bulto, tanto que casi nadie se lo cree, es la lucha contra los paraísos fiscales. Oficialmente, casi no existen(4), ya que para dejar de serlo basta con que el territorio incriminado suscriba acuerdos de colaboración con 12 países cualesquiera (como San Marino, Papúa Nueva Guinea, Bután, etc.). O sea, una farsa para cubrir el expediente: en 2011, el 80 % de las empresas del Ibex 35 tenían filiales en paraísos fiscales (5). Por si no fuera suficiente, la legislación vigente articula en cada país mecanismos de evasión. En España, por ejemplo, gracias a la fórmula de las Entidades de Tenencia de Valores Extranjeros (ETVE), ExxonMobil Spain no pagó ni un euro por los 9.700 millones de euros que había ganado en dos años (6).

2. La prima de riesgo de la deuda crece porque aumenta el riesgo de insolvencia. Periódicos y telediarios no dejan de martillear las conciencias con ese mantra, cuando en todas las emisiones de deuda realizadas por el Tesoro de España, absolutamente todas, la demanda ha multiplicado la oferta por dos, tres e incluso cuatro. ¿Serán tan estúpidos los prestamistas que por un interés del 6 o 7 % anual están dispuestos a perder gran parte de su inversión? No, por supuesto, pero cualquier rumor sobre la salud de las finanzas públicas aireado por organismos internacionales, agencias de calificación y medios especializados aumenta las ganancias de los grandes inversores.

3. La necesaria moderación salarial. Hace años ya, incluso en la época de la sedicente bonanza, ministros, patronal y (algunos) sindicatos van soltando parrafadas sobre la imprescindible moderación salarial, como si los sueldos españoles fueran la envidia del mundo entero. Al parecer, ignoran que, desde la crisis, el mileurismo se ha convertido para muchos desempleados en una meta inalcanzable porque se les ofrece mucho menos. En agosto, Elena Salgado no tuvo empacho en pedir que el sector público se moderase siguiendo el ejemplo del sector privado (7). ¿De quién se estaba burlando? Tal vez había olvidado que las retribuciones de los funcionarios bajaron de media un 5 % en el segundo semestre de 2010 y se congelaron en 2011 y probablemente en 2012. Quien busque trabajo sabe de sobras que, para un mismo puesto, a medida que pasa el tiempo, el salario propuesto se reduce de forma regular. ¿Qué pretenden decir los secretarios generales de UGT y CC..OO. cuando plantean (8) que la moderación se prolongue mucho más allá de lo pactado?

4. Pánico por un quítame allá unas décimas. En un cable de Reuters del 18 de agosto de 2011, el banco Morgan Stanley rebajaba la previsión del crecimiento mundial en 2011 (3 décimas menos) y 2012 ( retroceso de 7 décimas). Una catástrofe, como cualquiera puede comprender. Ahora, por fin, entenderemos el negro futuro de la sanidad catalana. La edición digital de El País del día siguiente achacaba a la previsión de Morgan Stanley el hundimiento de todas las Bolsas ese mismo día. Un razonamiento de altos vuelos.

5. La zanahoria de la tasa Tobin. De vez en cuando, para vender la idea de que todos los sectores deben arrimar el hombro ante las dificultades, algunos dirigentes europeos desempolvan la reivindicación altermundialista de una tasa sobre las transacciones financieras (ITF). En pleno repunte de la crisis de deuda, la reunión francoalemana del pasado 15 de agosto postergó sine die la propuesta de emitir eurobonos y volvió a plantear la implantación de la tasa Tobin. El 29 de setiembre, el presidente de la Comisión Europea apoyó la iniciativa. Por fin una buena noticia, si no fuera por que la propuesta debe presentarse en la reunión del G-20 que se celebrará a principios de noviembre. Y como varios países (Gran Bretaña y Estados Unidos, entre otros) se oponen a la medida, todo parece indicar que el impuesto se limitará a una declaración de buenas intenciones.

La contestación popular

Atenazados entre unos mercados que sólo persiguen beneficios a corto plazo y una clase política desnortada y cómplice, vivimos una situación de emergencia. Según diversos analistas de distinta orientación ideológica, la sangría a la que se somete Grecia está condenada al fracaso, pero se le sigue exigiendo sacrificios cada vez mayores. No importa. Se insiste en el tratamiento, como si fuera un experimento para saber hasta dónde se puede arruinar a la población sin que estalle una revolución. No hay dinero, dicen, pero las necesidades del ajuste jamás impedirán la segunda recapitalización de la banca europea. Al ciudadano, en cambio, se le pueden apretar las tuercas. Para la Generalitat catalana, los recortes en Sanidad obedecen a la necesidad de cuadrar el presupuesto, pero el cierre de quirófanos y camas de hospital tendrá en ocasiones un efecto letal para los que no puedan pagarse una asistencia privada. El ajuste se extenderá muy pronto a las demás comunidades. No se debe permitir.

Aunque con diferencias, una situación similar afecta a la totalidad del mundo occidental, que corre el peligro de sufrir una implosión semejante a lo que fue hace 20 años el derrumbe del imperio soviético. Como no disponemos de un modelo alternativo al fracasado capitalismo financiero actual, habrá que irlo configurando en un proceso largo, difícil y tal vez doloroso a partir de los esbozos teóricos concretados ya en diversas áreas, Además de plasmar una legítima protesta, las movilizaciones en curso, como las del 15-O, serán un eslabón más de la renovada sociedad que hemos de levantar para descartar la autodestrucción. Más allá de la simple protesta, se impone el reto de elaborar, alrededor de una amplia base social,  la estrategia capaz de configurar un nuevo modelo socioeconómico. Frente al poder establecido.

Jean-Pierre Palacio

Attac-Catalunya

 

Notas

(1) Merrill Lynch: Informe anual sobre la riqueza en el mundo. http://www.es.capgemini.com/recursos/news/wwr11_general/

(2) El País, 13 de agosto de 2011

(3) Datos publicados por el diario Expansión del 1 de diciembre de 2010.

(4) Para mayor información, véase http://www.cincodias.com/articulo/economia/ocde-elimina-territorios-lista-gris-paraisos-fiscales/20100120cdscdieco_5/)

(5) La información apareció en muchos diarios. Puede consultarse en el país.com del 11 de febrero de 2011.

(6) El País, 27 de febrero de 2011.

(7) La Vanguardia (y en general toda la prensa), 16 de agosto de 2011.

(8) El País, 19 de agosto de 2011.

 

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