Artículo de Ricardo Gómez Muñoz, miembro de Attac-Catalunya publicado en el blog “Econonuestra” de Público.es
Gracias a los documentos filtrados por Greenpeace sobre el TTIP han vuelto a saltar las alarmas sobre el contenido torticero de las negociaciones que la Comisión está llevando a cabo. Se han desvelado cuatro aspectos especialmente preocupantes: a) la eliminación de las políticas de protección ambiental parecen haber sido eliminadas; b) la no inclusión de la protección del clima y del acuerdo concluido en la COP21 de París de diciembre de 2015 ; c) la no mención del principio de precaución, consagrado en el Tratado de la UE, en el capítulo sobre Cooperación Regulatoria ; d) la constatación de que las 12 rondas de negociaciones solo han servido para otorgar un mayor poder a las corporaciones, y para privilegiar las oportunidades del sector empresarial en la toma de decisiones, algo que no se ha permitido a los otros estamentos de la sociedad civil.
Lo que nos lleva a afirmar que, junto a la falta de democracia y de transparencia, se está fraguando un acuerdo explícito y público entre la Comisión Europea y EE.UU. para conceder a las grandes corporaciones transnacionales más poder que a los ciudadanos a la hora de establecer leyes reguladoras. El propósito es claro: controlar los bienes comunes, los recursos públicos y la producción de bienes y la gestión de todos los sectores de actividad. La firma del Tratado supondría, en definitiva, una pérdida de la soberanía nacional y el sometimiento de nuestros sistemas legislativos a los intereses de las corporaciones multinacionales.
El TTIP y el CETA son tratados de ámbito constitucional que violan las constituciones de los países.
El TTIP, el CETA (Acuerdo Canadá-UE), el TTP ( Acuerdo Transpacífico ), o el TiSA ( Acuerdo sobre el Comercio de Servicios) , son tratados clonados, similares en su fondo y en su forma. Bajo el pretexto de imponer la “eliminación , la reducción o la prevención de políticas inútiles al comercio “ , todos ellos persiguen la eliminación de todo tipo de barreras que se opongan a los negocios y puedan erosionar la maximización del beneficio empresarial. Para ello estos llamados “tratados de libre comercio” se oponen a cualquier tipo de políticas públicas que puedan frenar la actividad comercial, industrial y de lucro. Es decir las políticas tendentes a regular la actividad financiera y la especulación, la lucha contra el calentamiento global, o la defensa de los derechos humanos , sociales y de los servicios públicos, entre otras.
Tanto el TTIP como el resto de los tratados anteriormente mencionados tienen en común las siguientes características:
- La democracia es atacada en su raíz. Se privaría a nuestras instituciones democráticas de su capacidad de legislar. Las leyes promulgadas carecerían de valor frente a los poderes exorbitantes de las empresas privadas, que tienen capacidad de impugnarlas o de demandar a los Estados cuando estas normas perjudican sus abusivos intereses.b) Se definen normas y reglas superiores en derecho a las normativas nacionales y europeas
- Afectan a todos los ámbitos de la vida política y social
- Pretenden la implantación de una “justicia privada”, que se rija por las “leyes del mercado”, para así blindar los intereses de las corporaciones multinacionales por encima de las legislaciones nacionales o locales.
- En el acuerdo TTIP se definen los métodos para desarrollar las normas y decidir: a través de la propuesta sobre Cooperación Reguladora, y de mecanismos de arbitraje privado. Merced al mecanismo ISDS las corporaciones pueden demandar a los Estados en tribunales de arbitraje, fuera del sistema legal nacional.
De este modo, las leyes del comercio priman sobre cualquier otra consideración social y laboral, ignorando la legislación nacional, regional o local, de tal forma que los estados, las comunidades regionales y los ayuntamientos se van a ver totalmente sometidos por este tipo de ajustes estructurales restrictivos.
Si las negociaciones sobre el TTIP siguen adelante, la lógica impuesta por este tratado supondría, entre otras, una amenaza para la protección ambiental y la conservación de los recursos naturales; para la alimentación y para la agricultura. A su vez, en el plano económico el TTIP conllevaría un aumento del desempleo, el cierre de numerosas PYMES en España y en Europa, la precarización de los derechos laborales, el desmantelamiento de los servicios públicos, así como a la pérdida de libertad de los poderes locales para suministrar los servicios necesarios que permitan satisfacer las necesidades sociales de sus poblaciones y la promoción de políticas de fomento de la actividad industrial y del empleo local.
Crecen las críticas sobre la continuación de las negociaciones sobre el TTIP
2016 y 2017 van a ser decisivos para la conclusión de las negociaciones sobre el TTIP y su posterior rúbrica y ratificación por parte de los gobiernos y los estados. Algunos gobiernos–como es el caso de Francia- están pidiendo que no prosigan las negociaciones mientras no se despejen las dudas y los temores de que el TTIP pueda perjudicar sus intereses.
Y es que cada vez son mayores las voces críticas a uno y otro lado del Atlántico sobre la continuación de las negociaciones sobre el TTIP. En todo caso, y según la Comisión negociadora europea, este tratado quiere finalizarse antes del fin de la legislatura de Obama, es decir, a principios del 2017, lo que a estas alturas parece altamente improbable. Hay que tener en cuenta que la trayectoria negociadora del TTIP se encuentra estrechamente vinculada con a la firma/ ratificación del TTP (Tratado Transpacífico entre EEUU y once países más), y ello deja escaso margen de maniobra en una negociación que se encuentra en el centro del debate de la campaña electoral entre los partidos demócratas y republicanos, lo que hace pensar que esta lucha va a definir el escenario sobre el futuro del TTIP. De hecho muchas de las cuestiones de las que se quejan sobre el TTP los estadounidenses ya forman parte de las negociaciones TTIP.
El mismo panorama se da en los países más importantes de la UE, en particular el Reino Unido, Alemania y Francia. El próximo mes de junio está convocado el referéndum sobre la permanencia del Reino Unido y Gibraltar en la Unión Europea (el Brexit) y en 2017 habrá elecciones presidenciales en Francia y elecciones federales en Alemania, lo que hace que los gobiernos y los movimientos sociales estén ya posicionándose a favor o en contra de la ratificación del TTIP o del CETA cara a estas campañas.
Primero hay que parar el CETA
El CETA es el equivalente canadiense del TTIP pero se encuentra en una fase mucho mas avanzada dentro del proceso de ratificación. En septiembre de 2014 concluyeron las negociaciones y se llevó a cabo la rúbrica del tratado por parte de la Comisión y el gobierno de Canadá. Desde entonces, sigue habiendo una fuerte oposición tanto en Canadá como en Europa y el acuerdo está lejos de considerarse finalizado.
Sus defensores afirman que el TTIP y el CETA harán “crecer” las economías tanto de la UE como norteamericana, creando puestos de trabajo y riqueza para norteamericanos y europeos. Sin embargo la experiencia del NAFTA- ALENA (Acuerdo de Libre Comercio de América del Norte), firmado en 1994 entre Canadá Estados Unidos y México, ha sido muy negativa para México Y Canadá que se quejan de que los EEUU no son de fiar, y que los grandes beneficiados han sido casi exclusivamente las grandes empresas. De acuerdo con Maude Barlow, presidenta de la organización Council of Canadians : “No sirve de nada frenar el TTIP o quitar la cláusula ISDS, si no se tumba también el CETA “, ya que debido al alto nivel de integración de las economía de Canadá y EE. UU., todas las grandes empresas petroleras, farmacéuticas o del agronegocio, tipo Montsanto, podrán recurrir al CETA para demandar a los Estados de la UE”.
Y en esta dirección de parar el CETA junto con el TTIP se mueven las resoluciones aprobadas en el Encuentro paneuropeo celebrado los días 21 y 22 de abril en Barcelona, donde se ha creado una alianza de municipios y territorios europeos opuestos al TTIP, al CETA y al TISA .
Mientras tanto, y sin ningún apoyo parlamentario, el Gobierno en funciones de Rajoy sigue presionando para que el CETA se firme “con la mayor rapidez su aplicación provisional”, y pueda entrar en vigor.
Aspectos geopolíticos que se pretenden con los tratados de libre comercio
Los tratados comerciales y de inversión que están promoviendo EE.UU. , la UE, Japón y otras grandes potencias económicas, bajo el paraguas de la OMC, responden a una estrategia claramente diseñada por las grandes corporaciones y la élite financiera global. Lo que nos lleva a defender la hipótesis de que los acuerdos mencionados no son sino un eslabón más de la cadena de dominación de la plutocracia global contra las personas, los pueblos y el medioambiente. Es una cadena que viene vinculada a un marco jurídico (la prevalencia de la justicia privada sobre la pública; la imposición de Mecanismos de Resolución de Disputas Inversor Estado ( ISDS en el TTIP- RLIE en el CETA o el MSD en otros tratados), y un marco político que defiende por encima de todo los intereses de las corporaciones transnacionales. Es el mismo escenario y la misma estrategia que denunciábamos en un reciente artículo al hablar de los paraísos fiscales/ Papeles de Panamá, en el que la plutocracia dominante se conforma como el fundamento de la arquitectura del poder.
En todo caso, por lo que vemos en el proyecto de tratado de la UE con EE.UU. , cabe pensar en el diseño de un proceso político de alto alcance que utilizan los Estados Unidos con el fin de implicar a Europa en su proyecto declinante de dominar el mundo, imponer el neoliberalismo y aplastar la resistencia de los países recalcitrantes. Este entramado apunta a orillar a los BRICS( Brasil, Rusia, India, China y Sudáfrica), pero sobre todo a China, que es el competidor global directo de los Estados Unidos, y que amenaza a corto plazo la supremacía del dólar.
Es por ello por lo que si los ciudadanos europeos no logramos ganar alguna de estas batallas, parando o revocando la firma de estos tratados, nuestra democracia y nuestra forma de vivir van a estar marcadas de por vida por el sometimiento y la mercantilización absoluta.
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Fuentes consultadas:
• Greenpeace TTIP Leaks: https://www.ttip-leaks.org/
• Ricardo Gómez: Los municipios europeos contra el TTIP, mayo 2015
• Ricardo Gómez : El TTIP y el CETA violan las constituciones de los países. Gra de Sorra,octubre 2015
• Ricardo Gómez y Liliana Pineda: “La Constitución que nos imponen las EMN a través de los tratados de libre comercio (TTIP, CETA, TISA, TTP..) Charla debate Club de Amigos de la Unesco de Madrid, enero 2016 .http://caum.es/ACTIVIDADES/2016/2016enero/AGENDA%20CAUM%20ENERO.pdf
• Robert Joumard: “Tratados de libre comercio: ciudadanos sometidos, multinacionales soberanas”. Traducido y Editado por Attac Catalunya. Sept 2015. https://attac-catalunya.cat/publicacions/tratados-de-libre-comercio-ciudadanos-sometidos-multinacionales-soberanas/
• Maude Barlow :“Cómo algo llamado CETA puede cambiarte la vida” Diagonal,enero 2016 – “Lucha contra la TTIP, CETA y RLIE Lecciones de Canadá report-ceta-ttip-isds”
Ricardo Gómez
Ingeniero Industrial, miembro de econoNuestra, de la plataforma “# NoalTTIP” y de Attac-Catalunya
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Articulo publicado en Econononuestra blog de Publico.es: http://blogs.publico.es/econonuestra/2016/05/08/paremos-el-ceta-a-la-vez-que-el-ttip/