Los sindicatos reclaman condiciones de vida justas más allá del trabajo en un primer de mayo sin manifestaciones

Gessamí Forner    

Todos los sindicatos diagnostican que es necesario un cambio profundo en el modelo económico tras la pandemia. Es en el desarrollo donde aparecen las diferencias. Mientras CC OO y UGT han firmado un manifiesto conjunto en el que solicitan un ingreso mínimo vital y un nuevo pacto de estado, sindicatos como CGT reivindican la renta básica de las iguales.

El primero de mayo es el día para la gran reivindicación: paridad, derogación de la reforma laboral, derechos laborales para todos, la fortaleza de la unidad, lo que sea. Pero este año, el único sin manifestación en las calles, los lemas de los sindicatos van más allá del trabajo y pasan por la vida, por ponerla en el centro y por reivindicar otro modelo económico.

Y si la vida es lo más importante, los manifiestos arrancan con palabras de recuerdo y homenaje a quienes la han perdido por covid-19 y a quienes ponen sus cuerpos para cuidarla: sanitarias, cuidadoras de residencia, cajeras, trabajadoras que siguen en sus puestos de trabajo no siempre con las medidas de seguridad básicas y adecuadas.

Es en el desarrollo de ese otro modelo económico cuando aparecen las diferencias, ya históricas, entre centrales sindicales. Mientras CC OO y UGT han firmado un manifiesto conjunto en el que solicitan una renta mínima vital y un nuevo pacto de estado entre los principales partidos políticos y sindicatos y las patronales, como lo fueron los Pactos de la Moncloa, CGT reivindicó sin ambages ayer en rueda de prensa una renta básica de las iguales como “única manera de garantizar no dejar realmente a nadie atrás”.

ESK, un pequeño sindicato vasco, lo resume así: “El capital, al igual que este virus, es una realidad muerta que necesita de la vida para reproducirse, aunque para ello tenga que acabar con ella”.

Todos los sindicatos ponen en valor el servicio de la Sanidad pública, que tantos recortes sufrió a partir de 2008. Las palabras de la CNT son las que más inciden en lo que ha dejado al descubierto la pandemia: “Lo aparentemente contradictorio es que son las trabajadoras en situación de precariedad, de temporalidad y de extrema vulnerabilidad las que precisamente están sacando la situación adelante, mediante su imprescindible actividad”.

Feminismo y ecologismo

Si hace unos años en los comunicados de los sindicatos era evidente el deje de las manos masculinas, la cuarta ola del feminismo ha entrado en las centrales y atraviesa sus análisis, yendo más allá de la reivindicación y la proclama. “La pandemia ha dejado en evidencia los límites y la insolidaridad de un modelo capitalista, heteropatriarcal y racista que está enfermo, al que cada vez le cuesta más respirar y que nos ahoga con sus recetas de austeridad y recortes. Solo hay una opción justa y sostenible: avanzar en el camino de una transición social, feminista y ecologista”, sostiene ELA, el sindicato mayoritario de Euskadi. “Reconstruir el pasado, ni tiene sentido ni tiene futuro”, advierte LAB.

Si las transformaciones, como cualquier rehabilitación de una casa, necesitan de una elevada inversión económico y de gremios coordinados y cuidadosos con los remates, el secretario general de la Confederación General del Trabajo, José Manuel Muñoz Póliz, no duda en afirmar que esta crisis económica debe de estar gestionada de forma distinta a la anterior, y sufragarse con el dinero público que el Estado invirtió en el sector financiero. “La banca ganó más de 15.000 millones el pasado año, es el momento de que devuelva el dinero del rescate, así como recuperar el dinero de la corrupción de la clase política, serviría para salvar a las personas de la clase trabajadora, para que todo el mundo tenga recursos suficientes para vivir dignamente”, indicó.

De momento, el Gobierno ha impulsado paquetes de medidas para aliviar las consecuencias económicas en las economías domésticas y de las empresas, como activar los ERTE, emprender una propuesta de avales públicos para autónomos y empresas, anunciar un ingreso mínimo vital, dotar a las empleadas del hogar de un mínimo de derechos laborales al menos durante el estado de alarma, pero lo ha hecho a costa de aumentar la deuda pública, aún no ha revisado la fiscalidad. 

Datos de paro

Esta semana se ha hecho pública la EPA del primer trimestre del año, que solamente recoge alrededor de semana y media de covid-19. Los datos muestran una bajada del paro de seis décimas, hasta situarse en el 14,4%, casi 600.000 personas afectadas por los ERTE —el Gobierno prevé hasta cuatro millones— y un número indeterminado de trabajadores “inactivos” que en realidad son parados que, debido al cierre presencial de las oficinas, no han podido terminar de tramitar su alta como desempleado.

“La Seguridad Social ha perdido 900.000 afiliados, de los cuales el 81% eran trabajadores temporales, un dato que demuestra, una vez más, que quienes primero pierden son los más precarios”, indicó en la rueda de prensa telemática Tomás Rodríguez, secretario de Acción Sindical de CGT. “Este año, no gritaremos en las calles, gritaremos en las redes sociales, y el grito debe ser por una renta básica ya”, concluyó su compañero, José Manuel Póliz. 

Cada sindicato ha previsto distintas actividades para la mañana de hoy, desde conciertos hasta tertulias, a través de aplicaciones de video conferencia. Asimismo, cada uno ha optado por su propio hastag para usarlo en las redes sociales. Las programaciones se encuentran en sus páginas webs. En este momento tan delicado, muchas centrales han optado por abrir a no afiliados canales de consulta para resolver dudas laborales y han editado guías para tramitar las ayudas y subvenciones de cada sector.

Gessamí Forner 
@GessamiForner
El Salto

 

 

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