“Todos los viejos modelos de estado del bienestar desaparecieron hace tiempo”. Entrevista a Guy Standing

El profesor Guy Standing, autor de El precariado (2022) o La renta básica, un derecho para todos y para siempre (2018), visitó el pasado lunes Barcelona para participar en la jornada ‘La renta básica universal y el futuro de del trabajo’ que tuvo lugar en el Palau Robert, invitado por la Oficina del Plan Piloto para Implementar la Renta Básica Universal. En esta entrevista realizada por Àngel Ferrero para Sin Permiso, Standing reivindica la actualidad de la renta básica universal como política social y lamenta que el plan piloto catalán no pudiese llevarse finalmente a cabo.

Ha visitado Barcelona con motivo de la jornada ‘La renta básica universal y el futuro del trabajo’, organizada por la Oficina del Plan Piloto para Implementar la Renta Básica Universal de la Generalitat de Catalunya. ¿En qué ha consistido su intervención?

La justificación de avanzar en dirección a una renta básica para todos los ciudadanos residentes de un país es ética o moral, no sólo fundamentalmente la reducción de la pobreza. Con todo, mi intervención se centró en otra serie de temas, como por qué la renta básica promovería formas de trabajo más valiosas, daría seguridad al precariado y mejoraría las perspectivas de un auténtico ocio y desarrollo político y educativo.

El plan piloto –cuyo diseño asesoró como miembro del Comité Científico de este organismo– no ha podido desplegarse durante esta legislatura por motivos políticos. ¿Cómo valora lo sucedido?

Es una tragedia para Cataluña que el plan piloto de renta básica haya sido bloqueado. Como economista político de izquierdas, me entristeció que los llamados socialistas lo bloqueasen. ¿Qué es lo que defiende la izquierda? Está claro que ha de favorecer dar a todo el mundo una seguridad social y económica elemental. Pero eso no puede conseguirse con una seguridad social basada únicamente en el trabajo, como se ha hecho hasta ahora, ni tampoco con la realidad de los mercados laborales flexibles actuales. El problema con los socialdemócratas es que están atados a una mentalidad de estado paternalista. Están limitados a intentar ser mejores gestores de un capitalismo rentista que la derecha política, y si ganan ocasionalmente solo será debido a la corrupción y el cansancio hacia la derecha. No son transformadores.

La jornada se ha centrado en las consecuencias que podría tener una renta básica en un mercado laboral en transformación. Obviamente, serían unas cuantas. ¿Cuáles, en su opinión, destacarían?

Por supuesto, el más fundamental es el cambio de la estructura de clases del capitalismo rentista actual, como explico en mis libros, que han sido traducidos a varios idiomas, entre ellos el castellano y el catalán. La clase peligrosa es hoy el precariado. Cada vez más gente a la que llamamos “trabajadores” forman parte del precariado. Hablar de “la clase trabajadora” es una simplificación. Hay tres segmentos: los asalariados, el antiguo proletariado, al que representan los socialdemócratas, y el nuevo precariado, que no tiene ningún movimiento político que lo represente adecuadamente.

La introducción de la Inteligencia Artificial (IA) merece ser tratada aparte. Su potencial impacto es motivo de debate entre especialistas. Se habla de la destrucción de millones de puestos de trabajo. Los más optimistas, en cambio, creen que se crearán otros nuevos, aunque al mismo tiempo admiten que serán insuficientes. ¿Qué se inclina usted a pensar? ¿Y qué papel podría jugar la renta básica en todo ello?

Creo que la Inteligencia Artificial (IA) generará más trabajo no remunerado, esto es, el trabajo que hemos de hacer pero que no se remunerará con salarios. No creo que marque el fin del trabajo, como algunos sostienen. Y lo más importante, contribuirá al crecimiento continuo de la desigualdad de ingresos.

Como señaló una reconocida investigadora de la renta básica, la canadiense Evelyn Forget, la pandemia de covid-19 contribuyó a popularizar la idea. Cuatro años después, cuando el mundo parece haber olvidado lo peor de aquel suceso, ¿cree que la popularidad de la renta básica se ha desvanecido en parte junto con el recuerdo de la pandemia? 

Pienso que muchos de nosotros nos dimos cuenta de que la renta básica hubiese sido una política óptima para introducir durante la pandemia, y que es apropiada para todas las crisis naturales y económicas. En este momento está recibiendo una menor atención en España y en el resto de Europa. Sin embargo, he sido invitado por los palestinos para diseñar una Renta Básica de Emergencia en Palestina si se alcanza la paz y se avanza en dirección a una solución de dos estados. También fui invitado para preparar un plan de Renta Básica de Emergencia para Ucrania si las condiciones lo permitiesen en aquel país en conflicto.

A pesar de contar con partidarios en casi todo el espectro ideológico, a ojos de sus críticos esa misma transversalidad constituye su mayor problema. Una parte de la izquierda se desentiende porque asegura que la renta básica serviría para desmantelar el estado del bienestar. Éste es el modelo “libertario” que propone, por ejemplo, Elon Musk. Una parte de la derecha, por su parte, ataca la propuesta porque atenta contra la ética del trabajo y exige además reformas fiscales redistributivas. ¿A partir de qué momento las organizaciones internacionales que defienden la renta básica tendrán que romper con este equilibrio y apostar por uno de los dos modelos?

Todos los viejos modelos de estado del bienestar desaparecieron hace tiempo. Todos los países de la OCDE se han desplazado hacia la comprobación de medios y conducta a la hora de conceder cualquier tipo de protección social. De lo que se trata, con la renta básica, es de establecer un derecho económico. Es una cuestión de justicia común, un dividendo social como acción de la riqueza pública y un instrumento para aumentar la libertad, mientras, al mismo tiempo, se proporciona a todo el mundo seguridad básica, un bien público. Esta autoproclamada ética laboral no tiene ningún sentido. Los trabajos son algo instrumental, no a ser romantizado.

Recientemente ha estado en China, donde ha dado una conferencia sobre la renta básica. Un informe del Programa de las Naciones Unidas para el Desarrollo (PNUD) de 2019 abordaba la cuestión de la renta básica y China. A pesar de la falta de conocimiento entre la población, China tendría la capacidad y el dinamismo económico, así como los instrumentos administrativos necesarios, para el despliegue de una renta básica. ¿Cree que China podría convertirse en el primer estado del mundo en aprobar una renta básica para toda su población? Sudáfrica y Corea del Sur son otros de los candidatos más citados. 

Una renta básica ciertamente beneficiaría a China, reduciendo la desigualdad y la inseguridad económica crónica que siente la mayor parte del precariado chino. Ahora bien, creo que veremos antes una renta básica en Corea del Sur o Sudáfrica. Y una vez se implemente en uno de estos países, o en los dos, habrá un efecto dominó, porque el resto de países verán las ventajas.

No me gustaría terminar la entrevista sin preguntarle por las próximas elecciones en el Reino Unido. Las encuestas de intención de voto para las próximas elecciones dan una victoria clara al Partido Laborista. ¿Ve posibilidades de cambio con Keith Starmer en Downing Street?

Me inclino a pensar que el Partido Laborista ganará de manera clara y obtendrá una mayoría cómoda. Pero esta vez no puedo apoyar al Partido Laborista. No puedo hacerlo sobre todo por la posición de Starmer de apoyo a Israel en el genocidio en Gaza. El Partido Laborista de Starmer es el nuevo partido conservador de Reino Unido. Es una vergüenza enorme. Ahora es el momento para las políticas progresistas transformadoras en todas partes de Europa.

Sin Permiso

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